Gante, el principio...

Arrancar un blog sobre viajes y decidir por dónde empezar puede ser muy fácil o muy difícil, pero no suele haber medias tintas. O la cosa está muy clara o, como en nuestro caso, cuesta elegir. Todos los sitios son buenos (algunos mejor que otros), así que, ¿Porqué no empezar por Gante? Seguro que exageramos y probablemente lo haremos más de una vez pero, puede que sea una de las ciudades más bonitas del mundo. Situada estratégicamente en un país de por sí pequeño, resulta parada obligada en cualquier itinerario. A unos 50 kilómetros de Bruselas, otros 50 de Amberes y otros 50 de la turística Brujas. Si visitas Bélgica y no lo tienes pensado, aunque sólo sea por situación, la parada es muy recomendable.

Lo primero que hay que decir es que viajar a Bélgica desde España es muy fácil. Hay vuelos desde más de una decena de ciudades y la duración media sobrepasa por poco las dos horas. A Gante no podrás llegar, porque no hay aeropuerto, pero tampoco te vas a quedar muy lejos. El más cercano y concurrido desde España, es el de Bruselas, pero también hay vuelos a Amberes y un poquito más lejos, a Ostende, en la costa.

Gante engaña. Tiene 250.000 habitantes, vecino arriba, vecino abajo, pero sus lugares más bellos pueden recorrerse en unas 2-3 horas andando sin problema, como fue nuestro caso. Cuidado, estamos ante la ciudad flamenca con mayor número de edificios históricos y es fácil que nos asombremos a cada paso que damos.

La céntrica oficina de turismo está frente a la impresionante muralla del castillo de los Condes de Flandes. Encontrarás detallada información sobre todo lo que puedes visitar y te vale como punto de partida. Estás junto al río Lys, de ahí los pequeños y románticos canales que puedes ver. Gante está en la confluencia de dos ríos, el citado Lys y el Escalda.

Empieza a andar entre la muralla y la plaza de la oficina de turismo. Tras llegar al primer puente gira por la calle Jan Breydelstraat. Una vez hayas recorrido apenas 200 metros, estarás en el corazón de Gante. Llegarás a un puente sobre el Lys y nuestro consejo es que sigas bordeándolo por un lado (Korenlei) o por el otro (Graslei). Es el llamado Muelle de las Hierbas, un pequeño puerto interior que, en nuestra opinión es uno de los lugares más preciosos para conocer. Comer en una terraza o simplemente tomar una de las conocidas cervezas belgas es todo un privilegio cuando el tiempo acompaña.




Cuando estés preparado sigue tu camino hacia la iglesia de San Miguel, que se alza sobre el siguiente puente que verás, de hecho le da nombre. Es el puente de Sint Michielsplein, el sitio exacto. Si te das la vuelta podrás ver el Muelle de las Hierbas y si miras hacia la derecha verás como asoma la fantástica iglesia de San Nicolás, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, ya que data del siglo XIII.





Puedes visitar la iglesia, abierta al público y después continuar hacia la última parada de nuestro corto recorrido. Se trata de la catedral de San Bavón. Su torre mide unos 90 metros y ha sido recientemente restaurada. La entrada es gratuita, aunque sí que hay que pagar para ver “La adoración del cordero místico”, obra de los hermanos Van Eyck.





El recorrido es bastante corto, porque merece la pena tomárselo con calma y disfrutar de cada rincón. Su arquitectura la hace perfecta para los amantes de la cultura y su romanticismo espléndida para ser visitada en pareja.

Apenas paramos tres horas en nuestra visita a Gante. De no ser porque el resto de Bélgica es también precioso habríamos pensado que fue demasiado poco tiempo.


Aquí van algunas páginas para conocer mejor Gante.

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